El relato de la construcción del altar de los holocaustos y del atrio del tabernáculo, tal como se presenta en Éxodo 38, es un testimonio poderoso del . Cada detalle de la obra realizada por Bezalel y Aholiab refleja una obediencia meticulosa a las instrucciones que Dios había dado a Moisés. Este proceso no solo es un ejercicio de habilidad artesanal, sino que es un acto de al Señor, que subraya la importancia de seguir Su voluntad en todos los aspectos de la vida.