Epístola a los colosenses

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Imaginemos a Pablo, escribiendo desde su confinamiento en prisión, dirigiéndose a una iglesia que nunca había visitado. Sus palabras, aunque marcadas por la distancia física y las limitaciones de su encarcelamiento, irradian una profunda preocupación por la fe de esta comunidad. La iglesia en Colosas enfrentaba una gran confusión, influenciada por enseñanzas que mezclaban elementos de misticismo, legalismo y filosofía griega. Pablo, con amor paternal y autoridad espiritual, escribe para aclararles que no necesitan buscar más allá de Cristo para encontrar la plenitud.

Cristo es todo en todos, les dice Pablo. Y es en esta carta donde encontramos una de las declaraciones más poderosas sobre la supremacía de Cristo: Él es la imagen del Dios invisible, el primero en todo, el creador de lo visible e invisible. Pablo nos recuerda que todo lo que fue hecho, lo fue por Cristo y para Cristo. No hay ningún poder, ni celestial ni terrenal, que no esté bajo su autoridad. Aquí no hay espacio para filosofías humanas que intenten desviar la atención de la verdadera fuente de salvación. Esta es una enseñanza que sigue siendo tan relevante hoy como lo fue entonces.

Es importante destacar que la iglesia en Colosas no fue fundada por el propio Pablo, sino por su discípulo Epafras, alguien profundamente comprometido con el bienestar espiritual de su comunidad. Pablo menciona a Epafras como un siervo fiel, alguien que ha llevado las buenas nuevas de Cristo a lugares donde Pablo mismo no pudo estar físicamente. Esto nos recuerda que el mensaje de Cristo trasciende fronteras y personas; su obra continúa a través de sus seguidores, sin importar cuán lejos puedan estar.

Pablo también les escribe sobre un concepto muy hermoso: el misterio de Cristo. Este misterio, que estuvo oculto por generaciones, ahora se ha revelado plenamente a través de Cristo. ¿Y qué es este misterio? Que Cristo, en su infinita gracia, ahora habita en los corazones de todos, tanto de judíos como de gentiles. Él es nuestra esperanza de gloria, el fundamento de nuestra fe y la razón por la cual podemos vivir en libertad espiritual.

A pesar de ser una ciudad pequeña y quizás menos influyente que otros lugares como Éfeso o Corinto, Pablo no desprecia a los colosenses. Al contrario, les recuerda que no importa el tamaño o la posición de una comunidad en el mundo; lo que realmente importa es que Cristo esté presente. Colosas, aunque era una ciudad secundaria, era importante porque allí se proclamaba el nombre de Jesús.

En esta carta, Pablo también se preocupa por las relaciones dentro de la iglesia y fuera de ella. Menciona a Onésimo, un esclavo que había huido y que es el protagonista de otra carta dirigida a Filemón. Esto nos muestra cómo Pablo no solo se preocupaba por las cuestiones teológicas y doctrinales, sino también por las realidades humanas y sociales. En Cristo, las barreras sociales se disuelven, y todos somos iguales, ya sea esclavo o libre, judío o gentil.

Finalmente, Pablo deja una clara advertencia contra las enseñanzas que mezclan el cristianismo con ideas filosóficas de la época. Parece que en Colosas, algunos estaban intentando añadir prácticas legales judías y elementos de misticismo a la fe cristiana. Pablo responde con una simplicidad impactante: “En Cristo habita toda la plenitud de la Deidad”. En otras palabras, no necesitamos nada más, ni rituales, ni filosofías complicadas. Cristo es suficiente. Él es la fuente de toda verdadera sabiduría y conocimiento, y en Él estamos completos.

Esta carta no es solo una corrección teológica para los colosenses, sino una fuente de esperanza y afirmación para todos los creyentes. Nos invita a confiar plenamente en la divinidad de Cristo, a descansar en su supremacía y a recordar que Él es nuestra esperanza de gloria. En un mundo lleno de incertidumbres y filosofías cambiantes, podemos estar seguros de que Cristo sigue siendo el mismo ayer, hoy y por los siglos. Él es el centro de nuestra fe y la cabeza de la Iglesia, guiándonos con amor y autoridad.

En este tono más cercano y reflexivo, la carta a los colosenses se presenta como un llamado a centrarnos únicamente en Cristo, destacando su supremacía y suficiencia en todo.

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