El Libro de Esdras es una historia de renovación, no solo física, sino también espiritual. Aunque lleva su nombre, no vemos a Esdras en escena hasta la segunda mitad del relato, cuando se convierte en un líder clave para guiar al pueblo de regreso a la Ley de Moisés. Es un recordatorio de que la restauración a veces llega por fases, no de inmediato, como ocurrió con el pueblo de Israel, que volvió del exilio en varias oleadas, bajo diferentes líderes.
Lo que más resuena en este libro es cómo Dios, a través de reyes extranjeros como Ciro el Grande, cumple su promesa de restaurar a Israel. Es conmovedor ver cómo un rey persa, que no adoraba al Dios de Israel, se convierte en un instrumento de liberación para el pueblo judío. Este acto de gracia nos recuerda que Dios obra incluso a través de circunstancias y personas que a veces no entendemos.
La figura de Esdras es particularmente inspiradora. Como sacerdote y escriba, su profundo amor por la Ley de Dios lo llevó a dedicarse a enseñar al pueblo que había olvidado los caminos del Señor. Cuando él leyó en voz alta las Escrituras, algo en el corazón de la gente se despertó. Volver a escuchar la Ley era como volver a casa, tras un largo exilio espiritual.
El reto que enfrentó Esdras con los matrimonios mixtos puede parecer duro a nuestros ojos modernos, pero en su contexto, era una manera de preservar la fe y la identidad del pueblo elegido. Esdras comprendía que el pueblo de Dios debía mantenerse firme en su alianza con Él, especialmente en tiempos de confusión.
También es interesante notar que algunas partes del libro están escritas en arameo, una lengua común en aquel entonces. Esto refleja el contexto multicultural en el que vivían los judíos. A pesar de la diversidad cultural, Esdras buscaba mantener viva la identidad única de Israel, enraizada en su relación con Dios.
Esdras nos deja una enseñanza sobre la importancia de volver a las Escrituras cuando nos sentimos perdidos o desorientados. Él mismo fue clave en la preservación de lo que hoy conocemos como el canon de las Escrituras. A través de su trabajo, el pueblo volvió a conectar con su herencia espiritual y pudo caminar de nuevo en los caminos de Dios.
El Libro de Esdras es un testimonio de cómo Dios nunca abandona a su pueblo, y cómo la restauración siempre es posible cuando volvemos a su palabra.