En el relato de la décima plaga, donde se anuncia la muerte de los primogénitos en Egipto, se revela una profunda enseñanza sobre la justicia y la misericordia de Dios. Este evento no es solo un acto de juicio, sino también un momento de liberación para el pueblo de Israel, que había sufrido durante siglos bajo la opresión egipcia.
La instrucción de Dios a Moisés de que los israelitas pidan objetos de oro y plata a sus vecinos (versículo 2) es un símbolo de la restitución que se les concede. Este "saqueo pacífico" no solo les permite salir de Egipto con riqueza, sino que también subraya que el pueblo de Dios no debe partir con las manos vacías, sino que debe llevar consigo la bendición que les corresponde como herederos de la promesa.
La severidad de la plaga, que afecta a todos los primogénitos, desde el faraón hasta el ganado (versículo 5), resalta la gravedad del pecado y la opresión que Egipto había ejercido sobre Israel. Este acto de juicio es una respuesta a la desobediencia del faraón, quien se había negado repetidamente a liberar al pueblo de Dios. La muerte de los primogénitos es un recordatorio de que la justicia divina no puede ser ignorada.
Sin embargo, en medio de esta tragedia, se establece una clara distinción entre Egipto e Israel (versículo 7). Este acto de salvación para los israelitas es un testimonio de la fidelidad de Dios hacia su pueblo. La protección divina se manifiesta de manera tangible, mostrando que aquellos que confían en el Señor son guardados de la calamidad.
La advertencia de Moisés al faraón (versículo 8) y su posterior ira al salir de su presencia (versículo 8) reflejan la urgencia de la situación. Moisés es un líder que, a pesar de la resistencia, actúa con valentía y determinación, confiando en el plan de Dios. La dureza del corazón del faraón, que se menciona en el versículo 10, nos recuerda que la necesidad de la conversión es fundamental para experimentar la salvación. La historia de Egipto es un llamado a la reflexión sobre cómo respondemos a la voz de Dios en nuestras vidas.
En conclusión, el anuncio de la décima plaga es mucho más que un relato de juicio; es una catequesis sobre la liberación, la justicia y la misericordia de Dios. Nos invita a reconocer que, a pesar de las adversidades, el Señor siempre tiene un plan de salvación para su pueblo, y que su justicia, aunque a veces severa, es también un camino hacia la redención.