En el pasaje de Apocalipsis 15, se nos presenta una visión poderosa y simbólica que revela la grandeza de Dios y la seriedad de su juicio. La escena comienza con la aparición de siete ángeles que portan las siete plagas, las cuales son descritas como las últimas, marcando el clímax de la ira divina. Este contexto nos invita a reflexionar sobre la justicia de Dios y su respuesta ante el pecado y la iniquidad del mundo.
La imagen del mar de vidrio mezclado con fuego (versículo 2) es profundamente significativa. Representa la pureza y la gloria de Dios, así como el juicio que se avecina. Los que han vencido a la bestia, simbolizando a aquellos que han permanecido fieles en medio de la adversidad, se encuentran en la orilla, armados con arpas y listos para adorar. Esto nos recuerda que, aunque enfrentemos pruebas, la victoria pertenece a aquellos que confían en el Señor.
El himno de Moisés y el himno del Cordero (versículo 3) son expresiones de alabanza que celebran las obras maravillosas de Dios. Al cantar "Grandes y maravillosas son tus obras", los redimidos reconocen no solo la magnificencia de la creación, sino también la fidelidad de Dios en su salvación. Este canto es un recordatorio de que la adoración es una respuesta natural a la revelación de la grandeza divina.
La pregunta retórica, "¿Quién no te temerá, oh Señor?" (versículo 4), nos confronta con la majestad de Dios. La temor reverente hacia Dios es un aspecto esencial de nuestra relación con Él. Reconocer su santidad y justicia nos lleva a glorificar su nombre y a entender que todas las naciones, en su debido tiempo, se postrarán ante Él. Este es un llamado a la adoración universal, donde cada ser humano, independientemente de su trasfondo, reconocerá la soberanía de Dios.
La apertura del templo en el cielo (versículo 5) simboliza la presencia de Dios y el acceso a su gloria. Sin embargo, el hecho de que nadie pueda entrar hasta que se completen las plagas (versículo 8) subraya la seriedad del juicio y la necesidad de prepararnos para el encuentro con lo sagrado. Este pasaje nos invita a considerar nuestra propia vida y la importancia de estar listos para la venida del Señor.
En resumen, este pasaje de Apocalipsis 15 no solo nos habla del juicio venidero, sino que también nos llama a la adoración sincera y a la fidelidad en nuestras vidas. Nos recuerda que, a pesar de las tribulaciones, la victoria es de aquellos que permanecen firmes en su fe, y que nuestra respuesta debe ser siempre un canto de alabanza al Dios que es justo, santo y digno de toda adoración.