En Romanos 9, el apóstol Pablo expresa su profunda tristeza por la situación de su pueblo, Israel, y su deseo de que todos ellos reconozcan la gracia de Dios. Este pasaje es crucial para entender la elección divina y la relación entre el pueblo de Israel y los gentiles. Pablo subraya que no todos los descendientes de Israel son verdaderamente Israel, lo que nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza de la fe y la promesa de Dios.
-
La promesa y la elección: Pablo recuerda que la elección de Dios no se basa en la descendencia física, sino en la promesa. Esto se ilustra con el ejemplo de Isaac y Jacob, donde Dios elige a quienes Él quiere, independientemente de las obras humanas. La elección es un acto de misericordia divina, que nos recuerda que la salvación es un regalo, no un logro.
-
La justicia por fe: En contraste con Israel, que buscaba la justicia a través de la ley y las obras, los gentiles han alcanzado la justicia a través de la fe. Este es un llamado a todos los creyentes a entender que la verdadera justicia no se obtiene por esfuerzo humano, sino por la gracia de Dios. La piedra de tropiezo mencionada en el versículo 33 simboliza a Cristo, quien es el fundamento de nuestra fe y el medio a través del cual recibimos la salvación.
-
La inclusión de los gentiles: Pablo también destaca que Dios está llamando a un pueblo que no era su pueblo, lo que abre la puerta a la inclusión de los gentiles en el plan de salvación. Esto es un recordatorio de que la misericordia de Dios no tiene límites y que su amor se extiende a todos, independientemente de su origen.
En resumen, Romanos 9 nos invita a reflexionar sobre la gracia de Dios y su elección soberana. Nos recuerda que la salvación es un regalo que se recibe por fe, y que todos estamos llamados a ser parte del pueblo de Dios, independientemente de nuestras raíces. Este mensaje es un bálsamo para el alma, que nos anima a confiar en la misericordia divina y a vivir en la esperanza de su promesa.