El relato de las hijas de Zelofejad, que se encuentra en Números 27:1-11, es un testimonio poderoso de la justicia y la equidad divina en un contexto donde las mujeres eran frecuentemente marginadas. Estas cinco hijas, Majlá, Noa, Joglá, Milca y Tirsá, se acercaron a Moisés con una petición valiente y fundamentada, reclamando su derecho a heredar la tierra de su padre, quien había fallecido sin dejar hijos varones. Su demanda no solo refleja una búsqueda de justicia personal, sino que también establece un precedente legal que reconoce la dignidad y el valor de las mujeres en la sociedad israelita.
En el contexto histórico, es importante recordar que la herencia en Israel estaba tradicionalmente ligada a los hombres, lo que dejaba a las mujeres en una posición vulnerable. Sin embargo, la respuesta de Dios a través de Moisés, que afirma que lo que piden las hijas es justo, señala un cambio significativo en la percepción de los derechos de las mujeres. Este acto legislativo no solo les otorga a ellas una herencia, sino que también establece un marco que asegura que, en ausencia de hijos varones, las hijas pueden heredar, lo que es un avance notable en la igualdad de género dentro de la comunidad israelita.
La sabiduría divina se manifiesta en la respuesta de Dios, quien no solo reconoce la justicia de la petición, sino que también instruye a Moisés sobre cómo proceder. Este acto de justicia es un recordatorio de que Dios se preocupa por los más vulnerables y que Su ley está diseñada para proteger a aquellos que, de otro modo, podrían ser despojados de su dignidad y derechos. La inclusión de las mujeres en el sistema de herencia es un reflejo del carácter de Dios, que busca la equidad y la justicia en todas las áreas de la vida.
En la segunda parte del relato, encontramos el anuncio de la muerte de Moisés y la designación de Josué como su sucesor (Números 27:12-23). Este pasaje es un ejemplo paradigmático de liderazgo. Moisés, al recibir la noticia de su muerte, no se aferra a su posición ni busca perpetuarse en el poder. En cambio, su única preocupación es que el pueblo de Israel tenga un líder que los guíe, que los lleve a la guerra y los traiga de vuelta a casa. Este acto de humildad y entrega es un modelo para todos los líderes, recordándonos que el verdadero liderazgo no se trata de poder personal, sino de servicio y responsabilidad hacia la comunidad.
La elección de Josué, un hombre de gran espíritu, es también significativa. Refleja la importancia de la preparación y la continuidad en el liderazgo. Moisés actúa conforme a la voluntad de Dios, asegurando que el pueblo no quede como un rebaño sin pastor. Este acto de traspaso de autoridad es un recordatorio de que, aunque los líderes pueden ser llamados a partir, el plan de Dios sigue adelante, y Su pueblo siempre tendrá quien lo guíe.
En resumen, estos relatos no solo son historias de justicia y liderazgo, sino que son un llamado a la reflexión sobre cómo vivimos nuestra fe en comunidad. Nos invitan a ser defensores de la justicia, a reconocer y valorar a cada miembro de nuestra comunidad, y a entender que el verdadero liderazgo se basa en el servicio y la dedicación al bienestar del pueblo de Dios.