Hechos 8:1-4Saulo
La respuesta del eunuco al ver agua y su deseo de ser bautizado (Hechos 8:36) refleja una fe genuina y un deseo de pertenecer a la comunidad de creyentes. La respuesta de Felipe, al cumplir con el bautismo, subraya la importancia de la y la en la familia de Dios.
Finalmente, el relato concluye con la sorprendente desaparición de Felipe (Hechos 8:39), lo que nos recuerda que la obra de Dios no se limita a un solo individuo, sino que continúa a través de muchos. La iglesia, aunque enfrentando persecuciones, se fortalece y se expande, mostrando que el está siempre presente, guiando y empoderando a los creyentes en su misión.
Este pasaje nos invita a reflexionar sobre cómo respondemos a las adversidades. En lugar de desalentarnos, debemos ver las oportunidades que Dios nos da para compartir su amor y verdad. La historia de Saulo, Felipe y el eunuco nos enseña que, a pesar de las circunstancias, el sigue avanzando, transformando vidas y llevando alegría a aquellos que lo reciben.