En Hechos 26:18, Pablo relata su misión divina: "para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios". Este versículo encapsula la esencia de la transformación que Dios opera en la vida de aquellos que se encuentran perdidos.
La defensa de Pablo ante Agripa no es solo una exposición de su vida, sino un llamado a la conversión. Su pregunta retórica: "¿Por qué les parece a ustedes increíble que Dios resucite a los muertos?" (Hechos 26:8) nos desafía a considerar la grandeza de Dios y su poder sobre la muerte. La resurrección es el núcleo de nuestra fe, y Pablo, al compartir su testimonio, nos invita a abrazar esta verdad con valentía.
Al final de su defensa, Pablo expresa su deseo de que todos lleguen a ser como él, "aunque sin estas cadenas" (Hechos 26:29). Este deseo refleja la profunda compasión de Pablo por aquellos que aún no han encontrado la libertad en Cristo. Nos recuerda que cada uno de nosotros está llamado a ser un testigo de la gracia de Dios, compartiendo el mensaje de salvación con amor y humildad.
En conclusión, el relato de la conversión de Pablo es un poderoso recordatorio de que la gracia de Dios es capaz de transformar vidas. Nos invita a abrir nuestros corazones a la luz de Cristo, a buscar la conversión en nuestras propias vidas y a ser instrumentos de su amor en el mundo. Que cada uno de nosotros, al igual que Pablo, pueda testificar de la esperanza que encontramos en Jesús, el resucitado.