El pasaje de Ezequiel 23 nos presenta una metáfora poderosa sobre la infidelidad de Israel a Dios, representada a través de las dos hermanas, Aholá y Aholibá. Este relato, en un contexto de crisis y exilio, busca advertir al pueblo sobre las consecuencias de su idolatría y desviación espiritual.
-
Aholá, que representa a Samaria, simboliza la deslealtad hacia Dios al entregarse a los poderes extranjeros y a sus ídolos. Su historia es un recordatorio de cómo la atracción por lo mundano puede llevar a la destrucción espiritual.
-
Aholibá, que representa a Jerusalén, sigue el mismo camino, pero su infidelidad es aún más profunda. A pesar de ver el destino de su hermana, elige perpetuar el ciclo de prostitución espiritual y contaminación con ídolos.
-
La advertencia divina es clara: el juicio que recae sobre ellas no es solo un castigo, sino una consecuencia de sus elecciones. La imagen de la copa de ruina que deben beber simboliza el dolor y la desolación que resulta de alejarse de la voluntad de Dios.
Este texto nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fidelidad a Dios. En un mundo lleno de tentaciones y distracciones, es esencial recordar que nuestra lealtad debe estar enraizada en la verdad divina y no en los ídolos de nuestra cultura. La historia de Aholá y Aholibá es un llamado a la conversión y a la renovación de nuestro compromiso con el Señor, quien nos llama a una relación auténtica y sincera.