El relato de la alianza entre y en Génesis 15 es un momento crucial en la historia de la salvación. Este pasaje no solo revela la de un hijo, sino que también establece un que trasciende el tiempo y el espacio. En un contexto donde Abram se siente vulnerable y sin herederos, Dios se presenta como su y le asegura que su recompensa será grande (versículo 1). Esta afirmación inicial es un recordatorio poderoso de que, incluso en nuestras dudas, Dios está presente y activo en nuestras vidas.
- La duda de Abram: La respuesta de Abram a Dios refleja su incredulidad y su deseo de entender el plan divino. Se siente impotente ante la falta de un heredero, lo que lo lleva a cuestionar cómo se cumplirán las promesas de Dios (versículos 2-3). Este diálogo íntimo entre Dios y Abram nos enseña que es válido expresar nuestras preocupaciones y dudas ante el Señor.
- La promesa de descendencia: Dios responde a la angustia de Abram con una promesa asombrosa: su descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo (versículo 5). Esta imagen no solo habla de la cantidad, sino también de la calidad de la relación que Dios desea establecer con su pueblo. La fe de Abram en esta promesa es reconocida por Dios como justicia (versículo 6), lo que subraya la importancia de la fe en nuestra relación con Él.
- El pacto sellado: La instrucción de Dios a Abram para que prepare un sacrificio (versículos 9-10) es un acto que simboliza el establecimiento de un pacto. En la cultura de la época, los pactos se sellaban con ceremonias solemnes, y aquí Dios se involucra de manera única como un pactante, lo que añade un nivel de compromiso y seriedad a la promesa (versículo 18). Este acto de dividir los animales y pasar entre ellos es un símbolo de la gravedad del pacto: si alguna de las partes quiebra el acuerdo, que le suceda lo mismo que a esos animales.
- La revelación del futuro: A través de la revelación de lo que sucederá con los descendientes de Abram, Dios no solo anticipa el sufrimiento que enfrentarán, sino que también asegura su liberación y prosperidad (versículos 13-14). Este aspecto del pacto es fundamental, ya que muestra que Dios está al tanto de la historia de su pueblo y que, a pesar de las dificultades, su plan de redención prevalecerá.
- La tierra prometida: Finalmente, el pacto incluye la promesa de la tierra, un regalo que simboliza la presencia y la provisión de Dios para su pueblo (versículos 18-21). Aunque la historia de Israel ha estado marcada por la lucha y la pérdida, esta promesa sigue siendo un recordatorio de que Dios es fiel a sus compromisos.
En conclusión, el relato de la alianza de Dios con Abram es un testimonio de la y de la en nuestra relación con Él. Nos invita a confiar en sus promesas, incluso cuando las circunstancias parecen desalentadoras. La historia de Abram es nuestra historia, una historia de esperanza y de un Dios que nunca abandona a su pueblo.