El relato de los descendientes de Noé en Génesis 10 es una genealogía que trasciende el mero interés histórico. En un contexto donde el pueblo de Israel enfrentaba la opresión y la tentación de asimilarse a las culturas dominantes, este texto ofrece una profunda reflexión sobre la identidad y la responsabilidad de las naciones en la historia.
En este pasaje, se nos presenta a Noé y sus hijos, Sem, Cam y Jafet, como los progenitores de toda la humanidad después del diluvio. Cada uno de estos hijos representa un grupo de naciones que, a su vez, simbolizan diferentes aspectos de la humanidad. La división en tres partes no es casual; refleja la relación de Israel con el mundo circundante:
La mención de Nimrod, un descendiente de Cam, como un "valiente cazador ante el Señor", nos invita a reflexionar sobre el uso del poder. Nimrod, aunque poderoso, representa un modelo de tiranía y opresión. Esto contrasta con la misión divina de los descendientes de Noé: multiplicarse y poblar la tierra en armonía, no en conflicto.
Este relato también nos recuerda que la historia de la humanidad está marcada por la responsabilidad de las naciones. Las grandes potencias, como las que descienden de Cam, tienen un papel crucial en el mal que ha afectado a los pueblos más pequeños. La genealogía no solo establece un linaje, sino que también enmarca la historia en términos de justicia y juicio divino.
El número setenta, que representa a las naciones, es un símbolo de perfección en la mentalidad hebrea. No se trata de una perfección literal, sino de la afirmación de que, a pesar de las tragedias y el egoísmo humano, Dios está en control de la historia. Este mensaje es un consuelo para Israel, recordándoles que su historia, aunque llena de sufrimiento, está en las manos de un Dios que no abandona a su pueblo.
En conclusión, el relato de los descendientes de Noé es una poderosa catequesis que invita al pueblo de Dios a reflexionar sobre su identidad, su misión en el mundo y la responsabilidad que tienen las naciones en la historia. Es un llamado a permanecer firmes en la fe, recordando que, a pesar de las adversidades, la historia está guiada por la providencia divina.