En el Salmo 98, encontramos un llamado a la alabanza y a la celebración por las maravillas que Dios ha hecho. Este salmo, que se sitúa en un contexto de victoria y liberación, invita a todos los pueblos a reconocer la justicia y la fidelidad de Dios hacia su pueblo.
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Canten al Señor un cántico nuevo: Este llamado a un nuevo cántico simboliza la renovación de la alabanza. Cada victoria de Dios en nuestra vida merece ser celebrada con un corazón fresco y lleno de gratitud.
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Su diestra, su santo brazo, ha alcanzado la victoria: La imagen de la diestra de Dios es un símbolo de poder y autoridad. Nos recuerda que, en medio de nuestras luchas, Dios es quien pelea por nosotros y nos otorga la victoria.
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Ha mostrado su justicia a las naciones: La justicia de Dios no es solo para su pueblo, sino que se extiende a todas las naciones. Esto nos invita a reflexionar sobre el carácter universal de la salvación y el deseo de Dios de que todos reconozcan su soberanía.
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Se ha acordado de su amor y de su fidelidad: Este recordatorio de la fidelidad de Dios hacia Israel nos anima a confiar en que, así como Él fue fiel en el pasado, también lo será en nuestras circunstancias actuales.
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¡Aclamen alegres al Señor!: La alegría es una respuesta natural al reconocimiento de la obra de Dios en nuestras vidas. Nos invita a expresar nuestra adoración con gozo y celebración.
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Canten delante del Señor, que ya viene a juzgar la tierra: Este verso nos recuerda que la venida de Dios es una realidad. Su juicio será justo y equitativo, y debemos vivir en preparación y expectativa de su regreso.
En conclusión, el Salmo 98 nos invita a ser testigos de la salvación de Dios y a proclamar su justicia en nuestras vidas y en el mundo. Es un llamado a la adoración, a la celebración y a la esperanza en el Dios que actúa con poder y amor. Que nuestras voces se unan en un cántico nuevo, proclamando las maravillas de nuestro Señor.