El relato del reinado de Joás en 2 Crónicas 24 nos ofrece una profunda lección sobre la fidelidad y la desviación en la vida de un líder. Joás, quien ascendió al trono a una edad tan temprana, fue guiado por el sacerdote Joyadá, quien le enseñó a seguir los caminos del Señor. Durante su reinado, mientras Joyadá vivió, Joás hizo lo que agradaba a Dios (versículo 2). Este es un recordatorio poderoso de la importancia de la mentoría y de rodearse de personas que nos guíen hacia la verdad divina.
Sin embargo, la muerte de Joyadá marcó un punto de quiebre en la vida de Joás. Al alejarse de los consejos de este sabio sacerdote, Joás comenzó a escuchar a los nobles y a desviarse hacia la idolatría (versículo 18). Este cambio de dirección nos muestra cómo la influencia de quienes nos rodean puede impactar profundamente nuestras decisiones y nuestro caminar con Dios. La historia de Joás es un claro ejemplo de que la desviación de la fe puede llevar a consecuencias devastadoras, tanto a nivel personal como colectivo.
La respuesta de Dios a la desobediencia de Joás fue enviar profetas para exhortarlo a volver a Él (versículo 19). Sin embargo, el pueblo y su rey hicieron caso omiso de estas advertencias. Este rechazo a la palabra del Señor culminó en la trágica muerte del profeta Zacarías, hijo de Joyadá, quien fue asesinado en el templo (versículo 21). Este acto de violencia no solo fue un rechazo a la voz de Dios, sino también un reflejo de la descomposición moral que había tomado lugar en Judá.
Finalmente, el relato nos lleva a la caída de Joás, quien, tras haber abandonado a Dios, fue derrotado por un ejército menor (versículo 24). Esto subraya la verdad de que, cuando nos alejamos de la protección y la guía de Dios, nos exponemos a la vulnerabilidad y al castigo. La historia de Joás nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida: ¿a quién estamos escuchando? ¿Estamos rodeados de consejeros que nos dirigen hacia el Señor o hacia la idolatría de este mundo?
En conclusión, el relato de Joás es una advertencia y un llamado a permanecer firmes en la fe, a valorar la sabiduría de aquellos que nos guían en el camino del Señor y a no desviar nuestros corazones hacia ídolos que nos alejan de la verdadera adoración. Que podamos aprender de su historia y buscar siempre la presencia de Dios en nuestras decisiones diarias.