En Filipenses 1:21, Pablo expresa una profunda verdad espiritual: . Este versículo encapsula la esencia de la vida cristiana, donde la existencia misma se entrelaza con la persona de Cristo. Para Pablo, vivir no es simplemente existir, sino , quien es el centro de su vida y su propósito. Esta afirmación se da en un contexto de sufrimiento y prisión, lo que resalta aún más la fuerza de su fe.